miércoles, 1 de noviembre de 2000

DE CAESARAUGUSTA AL PIRINEO


Una de las vías que en época romana atravesaba el Pirineo era la que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con la ciudad gala de Beneharnum (Lescar). Aunque es más fácil cruzar el Pirineo por sus extremos, próximos a la costa y menos elevados, la existencia de rutas transpirenaicas interiores bien articuladas era necesaria tanto por sus implicaciones estratégicas y militares como de cara a unas comunicaciones comerciales y poblacionales más intensas y fluidas. Los romanos, mediante costosas obras de ingeniería, construyeron una excelente calzada que permitía cruzar el Pirineo por su parte central de forma rápida, incluso tomando en consideración las habituales nieves.

Además de las informaciones que sobre esta vía proporcionan el “Itinerario de Antonino” y el “Anónimo de Ravenna”, contamos para su estudio con una inscripción conservada en el monasterio oscense de San Pedro de Siresa. La inscripción alude a la reparación de la vía por orden de Antonio Maximino en nombre del emperador de origen hispano Máximo. Este emperador había usurpado el cargo tras ser aclamado por sus tropas en Britannia. Fue él quien hizo ejecutar al líder religioso herético Prisciliano. Se hizo fuerte en la prefectura de las Galias, pero su mandato sólo duró desde el 383 al 388, año en que fue vencido por el emperador Teodosio. La inscripción de Siresa no sólo confirma el valor militar de esta ruta transpirenaica, sino que además alude a una “Nova Provincia Maxima”. Quizás se trate de un cambio fugaz en la denominación de la Tarraconense, de donde posiblemente provenía Máximo. La inscripción también pone de manifiesto el desgaste que había sufrido la vía, sometida a fuertes contrastes climatológicos.

La calzada romana que unía Caesaraugusta y Beneharnum lo hacía de la forma más directa posible, sin tener en cuenta los núcleos de poblamiento anterior. Completaba así un recorrido de unos 211 kilómetros. Las mansiones intermedias se ubicaron en aquellos lugares en que la orografía hacía necesario el descansar de la marcha. Una de las mansiones, conocida con la repetitiva expresión de “Summo Pyreneo”, estaba próxima al Puerto del Palo (Ansó), que era por donde la calzada atravesaba la cordillera. Una vía secundaria, que nacía y desembocaba en la anterior, cruzaba el Pirineo por el actual Puerto de Somport tras pasar antes por la población de Jaca. En cuanto a la calzada principal, de la que existen todavía importantes restos, presentaba en sus tramos de mayor altitud un cuidadoso pavimentado y gruesos muros de contención. Atravesaba el curso de varios ríos, si bien los puentes conservados son de época posterior. Los topónimos de algunas de las mansiones aluden al destino galo de la calzada o incluso a la posible presencia en estas regiones de gentes venidas de la Galia. Es el caso del “Foro Gallorum”, asentamiento ubicado en un área fértil para la que pudo actuar como mercado rural. También han sido vinculadas con los galos las monedas de la ceca de Karaues (Magallón; Zaragoza).

Pequeños caminos comunicaban las explotaciones agropecuarias con la calzada principal. La regularidad de las distancias entre los mismos podría relacionarse con los lugares en que se alzaban los hitos miliarios. Algunos de estos, sobre todo los más tardíos, además de referir las distancias entre las mansiones, aludían propagandísticamente a reparaciones que en realidad no se realizaron o que fueron de poca relevancia. Numerosos caminos menores comunicaron desde siempre a los habitantes de ambas vertientes del Pirineo, entre cuyas actividades económicas estuvo la explotación de los bosques. La puesta en funcionamiento por parte de los romanos de un gran eje viario ultrapirenaico exigió un despliegue paralelo en lo relativo al ordenamiento administrativo del territorio, así como una permanente vigilancia, de la que se encargaría el ejército.


Bibliografía:

- Magallón Botaya, María de los Ángeles; “La red viaria romana en Aragón”; Zaragoza; 1987.