En la península Calcídica, situada en el Norte de Grecia, se formó en los últimos años del siglo V a.C., tras la derrota de los atenienses frente a los espartanos en la Guerra del Peloponeso, una federación de pequeñas ciudades-estado, conocida como la Liga Calcídica. Todas las ciudades que formaban parte de la Liga disfrutaban de los mismos derechos y asumían responsabilidades compartidas, constituyendo un frente diplomático común con respecto al resto de las ciudades-estado griegas. Sus numerosos puertos y mercados sirvieron para articular actuaciones comerciales conjuntas, de cuya regulación consensuada se derivaban importantes ingresos. Contribuía a la riqueza de la Liga la explotación de las minas de oro y de los bosques de la región. La madera y la brea, indispensables para la construcción de barcos, estaban entre los principales productos exportados por la Liga. No todas las ciudades de la península Calcídica estaban integradas en esta coalición, pero sí la mayor parte de las mismas. Es significativo el que las ciudades aliadas promoviesen medidas favorecedoras de los matrimonios mixtos para reforzar la adhesión popular a la estructura federativa. Ésta tenía entre sus objetivos la eficaz defensa frente a las tribus tracias y el reino de Macedonia.
La capital era Olinto, donde probablemente eran acuñadas las monedas de plata que emitía la Liga. Para mostrar al resto de Grecia lo consolidada que estaba la unidad de las ciudades calcídicas y para acrecentar los sentimientos de cohesión entre ellas, la Liga emitió monedas con motivos compartidos. En el anverso de las piezas figuraba la cabeza laureada de Apolo, mientras que el reverso lo ocupaba una lira, instrumento musical tradicionalmente asociado a ese dios. En algunas acuñaciones la lira presenta siete cuerdas, y en otras sólo seis, figurando además el plectro con el que se tañía. Alrededor de la lira iba la leyenda: “De los Calcidios”.
En el 392 a.C., la Liga Calcídica suscribió un tratado defensivo y comercial con el recientemente proclamado rey de Macedonia, Amintas III. A pesar de ello, los calcidios fueron ocupando algunas ciudades que los macedonios habían tenido que descuidar debido a la presión ejercida por las tribus ilirias en otras regiones de su territorio. Diez años después, pasada la amenaza iliria, Amintas III exigió a los calcidios la devolución de las zonas ocupadas, reivindicación que éstos desoyeron. Dos ciudades calcídicas que no formaban parte de la Liga, Acanto y Apolonia, viendo peligrar su autonomía por el expansionismo de la coalición vecina, solicitaron la intervención de Esparta, que controlaba por entonces el panorama político griego. Los espartanos, para atender esta petición de ayuda, agradar a sus aliados macedonios, y evitar así el excesivo engrandecimiento de la Liga Calcídica, movilizaron contra ella un ejército de diez mil hombres, reclutados en las regiones griegas que les eran leales. Por su parte los calcidios de la Liga se dispusieron a resistir, valiéndose tanto de las milicias ciudadanas como de los mercenarios reclutados en suelo tracio.
Los primeros destacamentos proespartanos llegados a la península Calcídica ocuparon Potidea, que convirtieron en su principal base de operaciones. En la batalla librada en el 381 a.C. junto a las murallas de Olinto, la victoria correspondió a los soldados de la Liga Calcídica. Esparta tuvo que reclutar un nuevo ejército, al frente del cual estaba uno de sus dos reyes, Agesípolis, y en el que propagandísticamente se incluían importantes aristócratas de varias ciudades. Estas fuerzas tomaron la ciudad calcídica de Torone y saquearon los alrededores de Olinto, tras lo cual la sitiaron. Durante el asedio, Agesípolis contrajo una fiebre maligna y murió; su cuerpo fue colocado en un ataúd lleno de miel y enviado a Esparta para la celebración de sus funerales. La ciudad de Olinto se rindió en el 379 a.C., cuando se agotaron sus víveres tras dos años de penurias. La Liga Calcídica fue disuelta, y sus ciudades fueron obligadas a aliarse a Esparta. Amintas III recuperó las ciudades que reclamaba, entre las que estaba Pella, que había sido y volvería a ser la capital del reino de Macedonia.
Años después, con apoyo ateniense, la Liga Calcídica volvió a constituirse, iniciándose así una nueva etapa de mayor prosperidad e independencia, pero también de gestos desafiantes, que suscitaron finalmente en el 348 a.C. la absorción de su territorio por parte de la cada vez más imperialista Macedonia. La rebelde Olinto fue destruida, y a sus habitantes se les dispersó para intentar borrar para siempre su identidad ciudadana.
Bibliografía:
- Blázquez, J. M.; López Melero, R.; Sayas, J. J.; “Historia de Grecia Antigua”; Cátedra; Madrid; 1989. Páginas 579-580.
-Cartledge, Paul; “Agesilaos and the crisis of Sparta”; Baltimore; 1987. Páginas 373-374.
- Davis, Norman; “Greek coins and cities”; Londres; 1967. Páginas 82-83.
-Struve, V.V.; “Historia de la Antigua Grecia”; Akal; Madrid; 1974. Páginas 548-551.